miércoles, 22 de agosto de 2012

"Apacheta Musical", una obra que celebra el éxodo jujeño


La obra colectiva con título en quichua fue editada por artistas jujeños con diferentes marcas estéticas y generacionales a modo de homenaje sonoro al Bicentenario del Exodo Jujeño, que se celebra el jueves.

 Bailecitos, carnavalitos, coplas y huaynos, los colores característicos del folclore andino, se cruzaron con músicas de otras orillas, como el rock o el formato melódico, para darle forma al álbum doble “Apacheta Musical”, presentado anoche en el predio Vieja Estación (rebautizado como Manuel Belgrano) de la capital jujeña.
El disco, auspiciado por la Municipalidad de San Salvador, reunió registros de 36 artistas provinciales con el propósito de proyectarlos a nivel nacional, una dimensión en la que la música jujeña ha resignado espacios que tenía conquistados.
“Un disco doble no es suficiente para abarcar a toda la música jujeña, pero es un comienzo”, explicó a Télam Juan Acosta, director artístico del proyecto y a la vez líder de Gallega, una formación de pulso rockero que se mezcla en peñas y festivales con aquellas de cuño folclórico.
El cantante Bruno Arias, sin dudas la figura más convocante de la escena musical jujeña, apuntó que el mérito de “Apacheta” es “eliminar las fronteras entre el folclore, el rock y cualquier otro género.
Lo que hacemos -ponderó- es música popular y no necesita de más definiciones”.
“Cuando aparece una iniciativa como esta, además de su valor en sí, logra que otros se contagien y también quieran promover nuevos proyectos. En ese sentido, el disco es muy importante”, aseguró.
La presentación del álbum, en una jornada musical que se extendió entre las 21 y las 3.30 de la madrugada, se inauguró con la potencia vocal de Memo Vilte y su “Himno a Jujuy”, una composición aclamada en sus presentaciones en vivo y todavía no registrada en estudio.
La noche estuvo cargada de matices: la poesía de una gloria local, Fortunato Ramos; la ductilidad de la vientista Micaela Chauque, que cobró trascendencia nacional por acompañar a Divididos en diferentes escenarios; el bandoneón de Daniel Vedia para evocar la maravillosa zamba “La Maimareña” (Washington Villagarcía y Hermanos Giménez) o el verso coplero de Tomás Lipán, instrumentista de Purmamarca que evoca con simpleza las sonoridades de la Quebrada de Humahuaca.
Bruno Arias fue la figura más reclamada por el público que pobló la acondicionada vieja estación de trenes de San Salvador.
El cantante, que combina las raíces andinas con la tímbrica electrónica, entregó obras de su tercer disco, “Kolla en la ciudad”, editado este año, y se despidió con “Caminantes”, la pieza que abre el álbum doble “Apacheta Musical”.
“Todo para todos y nada para nosotros, caminantes”, postula la letra de la canción, que se presenta como una ofrenda a la lucha del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en su defensa de las culturas originarias de América.
También participaron del disco Jaime Torres, Mónica Pantoja, Noelia Gareca, José Simón, Chakra, Huasamayo, Los Changos, César Maraz, Gustavo Patiño, Capi Nieva, Maxi Gil, Fava, Che Mandinga, Humahuaca Trío, La Cangola Trunca, Coroico, Grupo Pakto, Los Izquierdos de la Cueva, Italo Iván, Los Tekis, Maryta de Humahuaca, Tukuta Gordillo, La Vuelta, Chilcán, Los de Jujuy, Justo Verazay, Rodrigo Nicolás Ramos Ruiz, Alicia Carrasco y Pachi Alderete.
“Apacheta Musical” pretende homenajear los 200 años del Exodo Jujeño, aquella retirada del Ejército del Norte en 1812, al mando de Manuel Belgrano, ante el avance del enemigo durante la guerra de la Independencia. La orden era dejarle a los godos tierra arrasada: ni casas, ni alimentos, ni animales, ni transporte, ni elementos mercantiles.
Aquella retirada concluyó en Tucumán, donde Belgrano desobedeció las órdenes de Buenos Aires (que le reclamaba bajar a Montevideo a combatir a José Artigas) y se enfrentó a los realistas para obtener un triunfo capital el 24 de septiembre de 1812.
Las actividades de celebración del Exodo incluirán esta noche la tradicional marcha que se realizará en San Salvador y que terminará en la playa del río Xibi-Xibi, más conocido como Río Chico. Allí se quemarán chozas para simbolizar la retirada criolla.
A 200 años de aquel episodio, los músicos jujeños eligieron el nombre quichua “Apacheta” que alude a un montículo de piedras que, además de utilizarse como rústicas tumbas para los caminantes fallecidos, era a la vez un modo de ofrenda a la Pachamama.
“La apacheta es un montículo de piedras. No es una piedra sola. Y esa es nuestra metáfora. Porque los músicos jujeños necesitamos hacernos fuertes en la unidad”, ejemplificó el cantante Memo Vilte.
Fuente: Telam

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